Mir Rodriguez Lombardo

Una guía de viajes participativa

Hacia principios de 2005, durante la estación seca, tomé un mapa de Panamá y anoté las playas que todavía no conocía. Con un cuaderno en el bolsillo y en transporte público empecé un recorrido con la idea de escribir una guía de todas las playas del país. Existían muchos rincones desconocidos, hermosos e interesantes, y al mismo tiempo estos lugares estaban siendo devastados poco a poco por la industria del turismo y de bienes raíces, que recorría el país aprovechando la corrupción y la falta de capacidad de regulación del estado panameño.

Almanaque Azul en 2005El Almanaque Azul en 2005, con 800 pixeles de pura gloriaAl poco tiempo se sumó Miriam Pons, que se volvió mi socia en el Almanaque Azul, que llegó a involucrar a cientos de personas a lo largo de los años. Un año más tarde lanzamos públicamente un sitio web (puedes verlo en archive.org), que se volvió la principal fuente de información sobre playas de Panamá y un punto de referencia sobre lo que llamábamos el buen turismo, el que es controlado por las comunidades locales y ayuda a proteger la naturaleza, en lugar de destruirla y desplazar a la gente. Fue también la oportunidad que tuve de meterme en la cartografía para producir los mapas que hacían falta para la guía.

Fueron años de mucho trabajo. Alternaba mi tiempo entre el mar y Almanaque Azul, sin dejar espacio para las vacaciones. Pusimos una oficina en el barrio de San Felipe de la Ciudad de Panamá, donde nos veíamos todos los días Miriam, yo y el equipo de Almanaque a tratar de mover y darle forma a la idea. En un momento llegamos a ser seis personas en ese pequeño espacio con vista al Océano Pacífico. El equipo de exploradores voluntarios fueron decenas más, cientos a lo largo de los años. En un momento tratamos de ser una especie de colectivo más o menos horizontal, pasamos por un período más típicamente activista, luego quisimos ser una ONG y al final quedamos en un equipo informal, algo entre una editorial y un espacio creativo.

Cuando ya habíamos reunido suficientes datos sobre las playas, decidimos que era hora de publicar un libro. Al empezar a imaginarlo nos dimos cuenta que queríamos hacer una guía de todo Panamá, incluyendo la ciudad capital, los ríos, las montañas y los pueblos tierra adentro. Junto con el coeditor Papús Von Saenger y un equipo editorial excelente sacamos dos ediciones de la Guía de viajes de Panamá Almanaque Azul, en 2012 y 2017. Durante esos años tocamos muchísimas puertas para pedir fondos, sin éxitoVarias veces le pedimos apoyo a la Autoridad de Turismo de Panamá, pero no recibimos ni un centavo. La ATP ha sido año tras año incapaz de entender sobre turismo comunitario sostenible y aún sigue promoviendo el destructivo turismo de compras y de hoteles de playa todo incluido.. Pero una campaña de crowdfunding en 2015 reunió a más de 300 personas que entre todas pusieron lo necesario para imprimir la segunda edición, que ahora está en las librerías de Panamá.

Almanaque

Mapa de Las PerlasEn el camino estuvimos trabajando en el Archipiélago de Las Perlas, donde Miriam dirigió dos años de investigación y promoción del turismo sostenible. Esa fue nuestra primera experiencia trabajando directamente en comunidades fuera de la ciudad de Panamá. Nuestra idea era apoyar a la gente de las comunidades de Saboga, San Miguel y Pedro González para que pudieran ellas tomar control y sacarle provecho el turismo hacia las islas, en lugar de dejar que se las tomaran las empresas de bienes raíces y de turismo masivo. Fue un trabajo muy lindo, sin embargo los resultados no fueron demasiado esperanzadores. En un lugar como Las Perlas hay un límite de cuánto se puede lograr sin apoyo del estado, ya que hay muy poca infraestructura para recibir turistas, excepto a los más aventureros. Además, la capacidad de gestión y vigilancia de la Autoridad de Turismo y el Ministerio de Ambiente para manejar el turismo en esos ecosistemas delicados es casi nulaSólo hace falta ver el desastre en Isla Iguana y en Bocas del Toro, lugares de gran valor natural que han sido destrozados por el turismo descontrolado bajo la mirada inepta y muchas veces corrupta del estado panameño. Si bien hay gente allá muy interesada en organizarse para ser guías turísticos y dar alojamiento, quizá no es aún el momento (y quizá es mejor que no lo sea) para que las islas entren al mapa del turismo global.